lunes, 13 de enero de 2014

El Cristo Negro pretende unir la reliquia de la cruz a su procesión

LA HERMANDAD CELEBRO AYER LA EUCARISTIA ANUAL DEL LIGNUM CRUCIS EN EL PALACIO DE ABRANTES.

Si eran verdaderos o no, ese debate forma parte de la historia de cualquier reliquia, pero lo cierto es que los dos fragmentos de la Cruz de Cristo que ha conservado la ciudad cacereña durante siglos generaban tal expectación que llegaban miles de peregrinos de distintas procedencias, incluso de Italia o Portugal, y guardaban largísimas colas ante la capilla levantada en el palacio de los Duques de Abrantes (plaza del Duque), ahora residencia de Cristo Rey. Eran tantos que algunos morían durante el viaje y se enterraban en los conventos y oratorios cacereños. Hasta el Ejército tenía que poner orden cuando entre los siglos XVII y XX se exponía a la multitud la mayor de las reliquias.
Desde 2004, hace justo una década, y coincidiendo con la festividad del bautismo de Jesús, la Cofradía del Cristo Negro organiza una eucaristía en la ermita del palacio como recuerdo histórico de la permanencia en dicho lugar durante más de cuatro siglos de los fragmentos. La misa se celebró ayer con la asistencia de diversas autoridades, cofrades y otros ciudadanos, que incluso tuvieron que seguir la ceremonia desde el exterior dadas las dimensiones del templo y la creciente participación.
Un fragmento desapareció, pero el otro todavía se conserva en Cáceres, en manos de un descendiente de un conocido linaje nobiliario. Por parte del obispado se están realizando gestiones para que pueda ser cedido al menos en este tipo de actos, como ya lo fue en 2006, cuando se expuso en la misa del Lignum Crucis tras más de un siglo oculto. La hermandad pretende que salga en la medianoche del Miércoles Santo, junto con la imagen del Cristo Negro. Un año ya estuvo a punto de procesionar, pero no fue posible por cuestiones de seguridad. "Tengo la esperanza de que pueda ser así, que pueda formar parte del museo de la concatedral y estar presente en estos actos", explicó ayer el mayordomo del Cristo Negro, Alonso Corrales Gaitán.
El Lignum Vere Crucis es uno de los mayores fragmentos de la cruz de Jesús que han circulado por el mundo cristiano. Así lo explica el propio Alonso Corrales, investigador de las reliquias cacereñas. Fue traído a Cáceres por el cardenal Bernardino de Carvajal, tío del Arcediano de Plasencia Francisco de Carvajal, que en el siglo XVI construyó la capilla del palacio de Abrantes. "Posteriormente, en 1863, se concedieron indulgencias plenarias de 7 años por el papa Inocencio XI a los fieles que, comulgados, rezaran en dicha capilla", relata.
DESEO DE REYES Y PAPAS La reliquia fue tan importante que Felipe II quiso llevársela al Escorial, sin lograrlo. Hasta el Papa intentó conseguirla para Roma. Por ello, y a fin de que no pudiera salir de Cáceres, la familia Carvajal la vinculó a su mayorazgo.
Pero además, según el investigador Miguel Orti Belmonte, hubo un segundo Lignum Crucis en la capilla, regalo del Maestre de Malta a don Alvaro de Sande cuando derrotó a los turcos en el desembarco de Malta.
Pese a los continuos intentos de protección, la Marquesa de Portago se llevó todos los objetos de la capilla a Madrid hace un siglo, desde las pinturas a los cálices, atriles y exvotos ofrecidos a través de los siglos. No obstante, uno de los fragmentos continúa al cuidado de un cacereño referido anteriormente, incluso pudo fotografiarse en el año 2006.

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