"El oficio de la carga es una trampa que, una vez que te atrapa, ya no te deja salir. Sabemos de dónde proviene, pero aún ignoramos qué es lo que provoca que un cofrade ejerza la actividad durante 40 o 50 años de su vida". Estas palabras, con las que seguro se identifican al instante miles de cacereños de todas las edades, dan inicio a uno de los más de cien capítulos en los que se analiza, como nunca antes, la figura del hermano de carga en Cáceres, cuya Semana Santa se remonta al medievo. ¿Qué les motiva? ¿Qué piensan bajo la imagen? ¿Qué les dificulta? ¿Cómo ven la figura del jefe de paso? Todo tiene respuesta en el ensayo escrito por José María Avila (1979, Cáceres), cofrade muy experimentado y autor de otras investigaciones.
El título lo dice todo: 'No sus fiéis de las horquillas' . Era la frase que siempre pronunciaban los jefes de paso más queridos y respetados en Cáceres por su buen hacer, su extraordinario trabajo y su humildad, los hermanos Angel y Paco Galiche, que instaban a los hermanos a no descuidar el paso cada vez que paraban y lo sostenían sobre las tradicionales horquillas.
Galiche y muchos otros... tantos hombros que han sacado durante cientos de años al Nazareno, al Cristo de las Indulgencias, a la Soledad... "Un cofrade no precisa ser persona de importancia ni de alcurnia, ni vestirse por los pies, ni guardar las apariencias. El aporte más valioso que un hermano puede ofrecer a su cofradía es su presencia", afirma el autor, resumiendo en pocas palabras la honda identificación de los cacereños con sus pasos.
El libro es una delicia para cualquier persona interesada por la Semana Santa. José María Avila, ingeniero informático, escritor y articulista, lo concibe como un homenaje, "un intento de reivindicar la figura del hermano de carga". Por ello, a través de testimonios, anécdotas, recuerdos, opiniones y encuestas a numerosos cofrades, describe toda la actividad que les rodea: antecedentes históricos, retrato psicológico, anatomía, recursos, vestimenta, entorno, orografía, meteorología y transcurso de la procesión.
Porque la procesión tiene una perspectiva muy diferente cuando se va por dentro. "El público ve pasar la imagen en segundos, pero el cofrade tiene unas sensaciones, un trabajo y un esfuerzo que es lo que intento explicar", señala el autor. Ahora bien... ¿Que significa ponerse debajo de un paso? ¿Por qué? "Si hay 1.500 hermanos de carga en Cáceres, hay 1.500 razones", señala Avila, quien entiende que existen cinco motivaciones fundamentales que se dan en todos ellos en mayor o menor grado: "Devoción, tradición, compañerismo, identidad y afición".
Rezan, piensan, disfrutan...
En la mayoría de los casos, un hermano de carga lo es para toda la vida, hasta que la salud lo permite. Lo que sienten o piensan cuando llevan la imagen a hombros constituye uno de los grandes capítulos del libro: "Hay quien reza o medita, quien se concentra en asuntos del trabajo, quien se acuerda de un compañero, quien repasa sus problemas... Algunos disfrutan con la música, con las saetas", confiesa José María Avila, que cada año carga en una decena de procesiones.
Otra pregunta típica y tópica: ¿Se carga bien en Cáceres? "Sí y no, porque realmente no hay una definición técnica de cómo se hace bien o cómo se hace mal. Pero hay aspectos que objetivamente se pueden mejorar", explica. Una cosa está clara: "Los pasos que mejor van, donde los cofrades avanzan a gusto, son aquéllos donde los turnos están bien hechos, donde se conoce todo el mundo de otros años, marchan como un equipo", desvela.
La mayor virtud de los hermanos de carga es el compañerismo a la hora de arrimar el hombro. "Todos dependemos de todos, si uno va mal repercute en el resto, y siempre necesitas algo de los demás", subraya el autor. En cambio, el jefe de paso muchas veces se percibe como una figura extraña. "No hay contacto a lo largo del año, y eso supone una barrera por muy afable que se muestre durante la procesión. La culpa es de todos".
Física y gravedad
Avila también se adentra en otros aspectos controvertidos como el peso de las imágenes. "No puede entenderse como un número de kilos repartidos matemáticamente. Durante la procesión hay momentos en los que vas ligero y otros en los que llevas tres veces más peso. Influye la orografía, si el paso es simétrico, si los varales son flexibles...". Los principios de la Física juegan su papel en la Pasión, y si el centro de gravedad de un paso está muy bajo, caso de la Dolorosa de la Cruz, el cofrade siente mucha más presión que si por ejemplo lleva la Misericordia, de dimensiones mayores.
El autor se adentra en los recorridos, en las anécdotas históricas, en las bandas, las saetas, los personajes típicos de las procesiones cacereñas... Un libro abierto a la Pasión que puede adquirirse desde la pasada semana en la librería Alvaro o bien en el blog 'caceresenochodiasgmail.com'.
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