Con la Cuaresma las cofradías intensifican sus preparativos para la Semana Santa. Hace tiempo que la hermandad de la Sagrada Cena publicó su boletín informativo en el que detalla las normas para su procesión del Jueves Santo. Son ocho reglas específicas sobre diferentes aspectos del desfile y entre ellas se encuentra una relativa a un asunto de debate habitual en el ámbito cofrade. «Se prohíbe llevar gafas de sol», aclara la Sagrada Cena en su boletín.
Serafín Martín Nieto, mayordomo de esta cofradía, explica que la hermandad -fundada en 1996- ha aplicado esta medida desde sus orígenes. «No nos parece muy estético. Las gafas de sol no forman parte del uniforme», subraya. No obstante, matiza, si hay alguien que por prescripción médica las precisa, se hacen excepciones.
Las normas de la Sagrada Cena también hacen referencia, por ejemplo, a la prohibición de degustar caramelos o chicles durante el desfile. «Las túnicas han de estar perfectamente cuidadas y planchadas en el momento de la procesión», se puede leer en el boletín.
La Sagrada Cena es la única de la ciudad que ha plasmado de forma explícita y por escrito su recomendación sobre el uso de gafas de sol. El resto de hermandades, asegura José Manuel Martín Cisneros, presidente de la Unión de Cofradías, tratan este tema de una manera más genérica. «Piden todos los años a sus integrantes que cuiden la uniformidad. Se ha mejorado muchísimo en este aspecto», cuenta. No solo se trata de llevar o no las gafas de sol, sino de no acudir a la procesión, por ejemplo, en zapatillas de deporte. La norma más extendida entre las cofradías es que los hermanos acudan al desfile con zapato negro. Todas estas medidas van encaminadas a unificar y mejorar diversos aspectos de una fiesta declarada de interés turístico internacional.
De día y sin verduguillo
Hasta aquí la teoría. En la práctica, es frecuente ver a hermanos de carga con gafas de sol en las procesiones cacereñas. No ocurre en todas. Suele pasar en las celebradas en horario de mañana y en aquellas cuyos hermanos no llevan la cara cubierta con verduguillo.
José María Ávila, autor de varios libros sobre la Semana Santa y del blog 'Cáceres en ocho días', se ha mostrado en más de una ocasión crítico con este asunto. «Personalmente no me gusta ver a hermanos con gafas de sol en las procesiones. Que el sol molesta y es más cómodo llevarlas, por supuesto, como también sería más cómodo cargar con zapatillas de deporte o con chándal en vez de túnica... Se supone que la carga es un acto de penitencia y justamente por ese carácter penitencial sacrificamos muchos aspectos de comodidad en beneficio de la uniformidad y el decoro. Se supone que ese esfuerzo lo hacemos para transmitir algo al público que te está viendo», reflexiona.
«No conozco el caso de la Sagrada Cena, pero me parece muy bien que no lo permitan. En el resto de cofradías no se dice absolutamente nada al respecto, al menos en las que yo conozco. Y puestos a prohibir, me parece incoherente que no te dejen llevar zapatos de color marrón o que obliguen a llevar guantes, en virtud de la uniformidad, y que luego sí permitan cosas como llevar gafas de sol, ir mascando chicle o salir con una túnica que te queda por las rodillas. Hay que cuidar todos los detalles, no solo algunos», concluye José María Ávila.
César Rina comparte sus reflexiones sobre la Pasión con los lectores de HOY.es en su blog 'Semanas santas en Cáceres'. Este historiador y costalero también tiene una opinión negativa sobre el uso de las gafas de sol. «Son una catetada mayúscula, restos de una semana santa que algunos utilizaban para desplegar en las calles de la ciudad su ego inconmensurable, un icono de vanidades. El verduguillo solucionaría este asunto y, quizá, se pondría a prueba a los hermanos que buscan protagonismos y a los que van por devoción a sus imágenes», comenta. No obstante, considera que se trata de un debate «sobredimensionado».
Oh!! no hay gafas de sol |
La procesión de la Burrina del Domingo de Ramos o la del Domingo de Resurrección son algunos de los desfiles en los que se suelen ver gafas de sol. «Hay gente a la que le molesta. A mí ni me gusta, ni me disgusta. Nosotros no tenemos ninguna prohibición al respecto», resume Pedro Canelo, mayordomo de la cofradía de los Ramos, que organiza el desfile de la Burrina.
Pero, sin duda, la procesión a la que tradicionalmente van más hermanos con gafas de sol es la de los Estudiantes, que parte el Viernes Santo de la iglesia de Santo Domingo a las doce del mediodía. «Se ha convertido casi en una seña de identidad», indica su mayordomo, Mariano Mariño. Lejos de desaconsejar su uso, lo defiende. Muchos de los hermanos que cargan con el Cristo del Calvario pertenecen también a la cofradía del Nazareno y salen, por tanto, en la procesión de la Madrugada, que se recoge a las nueve de la mañana del Viernes Santo. Estos cofrades apenas tienen tres horas para descansar y cambiarse de túnica. «Ya que hacen el esfuerzo, que vayan cómodos. A las doce de la mañana el sol molesta mucho. Se ponen las gafas para protegerse los ojos», concluye Mariño.
Tanpoco son tantas las gafas de sol en los estudiantes.
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